Menu

El ensayista y ex político publica 'Civilización artificial', un libro en el que denuncia la deriva nihilista de la IA

Justo Barranco Madrid
La Vanguardia - 14 de abril de 2024

La inteligencia artificial está sacudiendo el futuro de nuestras sociedades. Sus avances ponen en cuestión puestos de trabajo pero también, advierte José María Lassalle (Santander, 1966), quién acabará siendo el amo y el esclavo en nuestro mundo, con una IA que se hará cada vez más fuerte y no es improbable que alcance la singularidad. Y le sobremos. Lassalle publica Civilización artificial (Arpa), un ataque al desarrollo actual de la IA, que ve nihilista. Un nihilismo doble, el de los tecnolibertarios neoliberales de Silicon Valley y el del confucianismo digital chino, que protagonizan una carrera por la hegemonía ante la que cree que Europa debe apostar por un nuevo humanismo tecnológico.

Recalca que desde sus orígenes ha habido una evolución nihilista de la IA. ¿En qué sentido?

No ha habido un propósito que acompañara a su desarrollo pese a ser una tecnología que no es simplemente facilitadora sino que nace con la vocación de generar poder, un poder de cambio. Ese poder utópico que está inserto en su ADN. Imitarnos sin imperfecciones. Al no tener propósito ni una configuración sistémicamente ética es nihilista. El poder por el poder. Es el debate que desde el republicanismo romano preocupa a la política democrática. Cómo controlar la tendencia a la hegemonía del poder cuando se desarrolla sin regulación ni límites.

Replicarnos sin defectos, dice, es la idea con la que nace la IA con Alan Turing.

Busca replicar. Está en la vocación aspiracional de Turing: el impacto de la muerte de un amigo le lleva a decir a sus padres que va a replicar la inteligencia de su hijo para que siga vivo. Esa lógica espiritualizada de una réplica que sustituye lo perdido nos conecta con el mito casi fundacional de la civilización occidental. Hay un elemento profético en la IA que no identificamos porque se ha sistematizado lógicamente. En la apoteosis de la inteligencia artificial está la magia, el poder de seducción de lo mágico. 

Y en esa idea de replicar un cerebro desprovisto de los defectos que llevan al ser humano a equivocarse, porque su complejidad orgánica y cultural le hace tomar decisiones equivocadas que no hacen uso de una inteligencia lógica estadística que confunde la precisión con la verdad, tenemos que reconocer que en el ADN de la IA está la utopía correctora de lo humano como error. Y establecer una idea de justicia basada en superar todas las imperfecciones humanas. Y ahí, sin que los tecnólogos lo intuyan de manera precisa, existe una corriente totalitaria. Romper los límites está en la esencia de la IA. No hay fronteras. Y donde no hay fronteras ni límites, no hay ética.

Lee aquí la nota completa

Go Back